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Cada vez son más las compañías que apuestan por los horarios flexibles para fomentar el rendimiento y la creatividad de sus empleados. Y es que, de manera lógica, lo que favorece el bienestar del trabajador también es bueno para la empresa. Permitir al empleado amoldar la jornada laboral a sus necesidades son todo ventajas. Por ejemplo, al darle libertad para organizarse, la compañía demuestra una confianza que potencia el compromiso y la vinculación a la empresa por parte del trabajador, aumentando su rendimiento y grado de responsabilidad.
Hay muchas formas de poner en práctica el horario flexible. Algunas empresas lo marcan modulando la hora de entrada y salida de la oficina, sobre las que el trabajador puede dar forma a su propia jornada laboral; es lo que se llama horario flotante. Otras, en cambio, fijan unos horarios concretos de reuniones para que los empleados gestionen su tiempo como quieran fuera de estas franjas. También, hay casos en los que se establece un día sin reuniones y se permite disponer de ese tiempo de la forma más conveniente o incluso teletrabajar.
La flexibilidad parece el signo de nuestra época, y cada vez se hace más por avanzar en este sentido. Es verdad que este tipo de medidas llegan a España con algo de retraso, pero actualmente, es uno de los temas prioritarios en muchas empresas nacionales por sus numerosas ventajas:
Cuando se aplican horarios flexibles la empresa suele estar más interesada por la productividad y por alcanzar los objetivos fijados, que por las horas trabajadas. Es decir, se suele atender más a la calidad del trabajo que al volumen. En este sentido, resulta muy positivo organizar más reportes de progresos del trabajo. De este modo, tanto el equipo como la empresa pueden saber, en todo momento, cómo se va avanzando.
Para hacer un seguimiento más cercano de la actividad de nuestros trabajadores hay una gran diversidad de herramientas disponibles. Una de las más utilizadas son los llamados Time Trackers. Estos programas de ordenador miden la actividad y permiten controlar el tiempo real que se invierte en cada tarea. Esto facilita a los trabajadores organizarse y llevar un control de su tiempo, y a la empresa comprobar que se están cumpliendo con las horas establecidas.
En general todas las compañías, organizándose bien, pueden apostar por la flexibilidad laboral. Hay ejemplos en todos los campos: Repsol, Dell, el grupo Volkswagen o Iberdrola. Claro que hay determinados sectores o departamentos en los que es más difícil su aplicación. Son sobre todo los relacionados con la atención al público o los que requieren de un trabajo en equipo constante o contacto directo con clientes. En definitiva, son aquellos casos en los que se requiere de una presencia física dentro de un horario determinado.
Por último, hay que insistir en que la flexibilidad laboral no debe considerarse un privilegio exclusivo de las personas que tienen que conciliar el trabajo con el cuidado familiar. Cada vez son más los trabajadores que se quieren beneficiar de un horario flexible al margen de sus obligaciones familiares, porque, tengas o no hijos ¿quién no querría poder equilibrar mejor el trabajo con sus aficiones, descanso o formación?