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Estudio de Remuneración 2025
Cuando piensas en hacer networking, probablemente imaginas asistir a eventos sectoriales, afiliarte a asociaciones profesionales o interactuar en redes sociales como LinkedIn. Buscas recetas mágicas para presentarte y transformar nuevos conocidos en contactos valiosos. Pero ¿y si te decimos que algunas de las conexiones más importantes ya las tienes?
Conocer a más personas siempre amplía tus horizontes, pero si priorizas la cantidad sobre la calidad, acabarás con vínculos frágiles y efímeros. En lugar de eso, empieza a fortalecer las relaciones con quienes ya forman parte de tu día a día y construye una red de contactos consistente.
Es común escuchar frases como “yo vengo a trabajar, no a hacer amigos” o “tus compañeros son tu competencia”, pero la realidad es que tu equipo, así como tus clientes, proveedores y colaboradores son los testigos de cómo te comportas en el entorno laboral. Compartes tiempo, proyectos y desafíos con ellos frecuentemente, incluso cuando trabajas en remoto o modalidad híbrida.
Cultivar una relación de confianza con estas personas es esencial. Son quienes estarán dispuestos a apoyarte cuando lo necesites y a quienes tú también puedes ayudar desinteresadamente. Y no se trata solo del equipo inmediato: los stakeholders que interactúan contigo, ya sean superiores, homólogos o subordinados, forman tu red profesional. Aunque no seas consciente tu comportamiento diario ya está dejando huella y moldeando tu marca personal.
No necesitas construir un personaje ficticio para agradar en el entorno laboral, tampoco hay que intentar agradar a todo el mundo. La clave está en ser auténtico, pero también en mantener un equilibrio adecuado. No se trata de convertirte en un libro abierto y compartir cada detalle de tu vida personal. Simplemente, encuentra el punto medio que te permitirá establecer relaciones sanas, donde puedas ser tú mismo sin perder profesionalidad. Ten presente que cada relación es diferente, por lo que debes adaptar la cantidad de información y la forma en que la compartes según el contexto y la confianza que tengas con cada persona.
Además, es importante que tus gestos de apoyo y tu interés por los demás no estén motivados por la expectativa de obtener algo a cambio. Ayuda de forma genuina, porque el verdadero valor del networking se mide en cómo contribuyes desinteresadamente. De hecho, muchas veces, la contrapartida no vendrá de las personas a las que has ayudado, sino de otras que habrán visto cómo actúas y qué tipo de profesional eres.
Construir relaciones sólidas no requiere grandes gestos o sacrificios. De hecho, a menudo son las pequeñas acciones las que generan mayor impacto. Un favor sencillo, un consejo oportuno o incluso compartir un artículo relevante puede marcar la diferencia para la otra persona. Estas acciones, aunque puedan parecer menores para ti, pueden ser un apoyo clave para quien lo recibe, e incluso cambiar para mejor la percepción que tenían de ti.
Un ejemplo claro es el mentoring. Compartir tu experiencia y conocimientos con alguien más junior no te cuesta mucho, pero para el profesional que recibe tu guía, puede significar un impulso incalculable. Se trata de mostrar generosidad y disposición, sin esperar recompensas inmediatas.
A nadie le gusta una persona que solo aparece cuando necesita algo. Por eso es fundamental que mantengas cierta relación con tus compañeros, colaboradores y contactos, aunque sea de manera esporádica. Un mensaje de saludo, una conversación informal o un interés sincero por sus proyectos pueden ayudar a mantener viva la relación.
Además, la mejor forma de demostrar a la gente que tu interés es genuino es pensar en ellos cuando surgen oportunidades que podrían serles útiles. Si encuentras una oferta de empleo, un proyecto interesante o una posibilidad de colaboración que no encaja contigo, pero sí con alguien de tu red, compártela. Aunque no te sientas en posición de recomendarles formalmente, hacerles llegar la información demuestra que los tienes presentes y valoras su trayectoria. Esto no solo fortalecerá el vínculo, sino que también consolidará tu reputación como alguien generoso y colaborativo.
Nunca pierdas de vista que las relaciones profesionales son a largo plazo. La persona que hoy hace prácticas en tu departamento puede convertirse en un cliente, un aliado estratégico o incluso tu jefe en el futuro. En sectores pequeños y especializados, la reputación y las relaciones personales son determinantes. Por eso, cada interacción cuenta y cada vínculo que cultivas puede abrir o cerrar puertas más adelante.
Piensa en tu carrera profesional como una maratón, no como una carrera de velocidad. Cultivar relaciones auténticas, basadas en la confianza y el apoyo mutuo, es una inversión que te acompañará y te beneficiará a lo largo del camino.
En definitiva, el verdadero networking no empieza en eventos masivos ni en redes sociales. Se construye día a día, con los profesionales que te rodean. Se trata de relaciones auténticas, basadas en la confianza, la generosidad y el interés genuino. Invierte tiempo y energía en fortalecer estos lazos y verás cómo, a largo plazo, se convierten en uno de los activos más valiosos de tu carrera profesional.
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